Se tienen datos de su existencia desde el siglo XVII. Una casona de fachada rotunda y de ventanales y balconada de madera de tea marca una de las esquinas del llano. Como vivienda, sus más de diez dependencias fueron vividas a lo largo de cuatro siglos por varias familias y generaciones que mantuvieron intacta la esencia de una construcción en galería abierta a un patio central. Y el uso hizo que en el siglo XX la planta baja fuese almacén y oficinas de uno de los empaquetados de plátanos que marcó la historia y el desarrollo económico de la isla.
Tras la llegada del siglo XXI, después de una remodelación íntegra, de eliminar los añadidos que la necesidad fue incorporando y construir un nuevo ala que reúne el pasado y el futuro, la casa del presente es ahora PRUNUS, nombre científico del árbol del almendro y homenaje a uno de los ingredientes imprescindibles en la repostería y gastronomía de la isla.